Al menos 50 comunidades indígenas y campesinas resultaron directamente afectadas por el fuego en el norte paceño y Beni. Perdieron casas, tomas de agua, animales y sembradíos.
“El fuego ha sido implacable, lamentablemente hay muchas viviendas, producción y gente dañada. Lo que hemos vivido, jamás había ocurrido”, dice el alcalde de Rurrenabaque, Elías Barrientos, que estuvo al frente de la emergencia cuando el bosque estaba sumido en llamas y los pedidos de auxilio llegaban desde distintas comunidades.
Los daños causados por los incendios forestales son incalculables, pero desde los municipios y desde la dirigencia indígena se hacen relevamientos para llevar asistencia a los afectados. Según datos preliminares, al menos 50 comunidades indígenas y campesinas resultaron directamente afectadas por el fuego y medio centenar de viviendas quedaron en cenizas en municipios de Beni y del norte paceño, los más golpeados por el fuego. En cuanto a la superficie quemada, la Autoridad de Fiscalización y Control Social de Bosques y Tierra (ABT) reporta 3.372.369 hectáreas afectadas en todo el país, 1.107.513 de estas en bosques.
En Beni, el departamento que concentra el 70% de las hectáreas quemadas, se contabilizan al menos 30 comunidades damnificadas y unas 30 viviendas devastadas. Son poblados donde los comunarios estuvieron días y semanas peleando contra el fuego y, pese a los grandes esfuerzos, las llamas alcanzaron sus fuentes de agua, viviendas, animales, chacos y sembradíos.
En Rurrenabaque sufrieron daños al menos una decena de comunidades. Carmen Florida es una de ellas, donde el fuego alcanzó las tuberías de las tomas de agua y ahora los comunarios trabajan en su reposición. “El agua es un elemento principal y debido al fuego hemos estado una semana sin agua”, lamentó un comunario que cuenta que durante dos semanas toda la comunidad se volcó a defender sus nacientes de agua.
También se registran pérdida de cultivos y de animales en las comunidades Santa Rosita, Asunción de Quiquibey, Nuevo Amanecer, San Pablo, San Silvestre y Pampa Porteña; mientras que en El Cebú lamentablemente el fuego dejó en cenizas cinco viviendas.
Lo mismo sucedió en la comunidad de Retiro, del municipio de San Ignacio de Moxos, donde las llamas arrasaron con unas cinco viviendas del Territorio Indígena Multiétnico (TIM).
En San Borja el informe preliminar del Gobierno Municipal da cuenta sobre la pérdida de 24 casas en las comunidades indígenas y campesinas El Carmen del Yacuma, Pachigual, Santa Anita, y Tacuaral del Matto.
El panorama es desolador, pues tras el paso del fuego, se ha logrado encontrar animales calcinados, y cultivos y pertenencias quemadas. El secretario general de la Alcaldía de San Borja, Luis Fernando Roca, informó que se estiman 3.000 familias afectadas porque de las 320 comunidades indígenas y campesinas, más de 200 resultaron perjudicadas.
En el departamento paceño suman más de 20 comunidades damnificadas, unas 15 viviendas arrasadas por el fuego y también se registran daños en más de 50 propiedades agrícolas.
En el municipio de San Buenaventura, el fuego ingresó a las comunidades San José de Uchupiamonas, Tumupasa, San Isidro, Bella Altura, Eyiyoquibo (Esse Ejja), Buena Vista, Tres Hermanos, Altamarani y San Miguel del Bala, según la coordinadora Nacional de Defensa de Territorios Indígenas Originarios Campesinos y Áreas Protegidas de Bolivia (Contiocap).
El alcalde de San Buenaventura, Luis Alberto Alipaz, informó que se tuvo que evacuar a 150 personas de tres comunidades que ya han retornado a sus lugares de origen.
Informó que en Buena Vista se contabilizan cinco viviendas quemadas, pero en otras comunidades los pobladores han abandonado sus casas por la devastación. También fueron alcanzadas por el fuego las comunidades Capaina Bajo, Buen Retiro y Bella Altura.
En Ixiamas el fuego ingresó a las comunidades Enapurera, Satariapo, Macahua, Carmen Pecha e Isla del Carmen, afectando al pueblo Tacana y Araona, quienes perdieron sus viviendas, pertenencias y cultivos.
Fuente: El Deber