La única propuesta presentada fue la de los oficialistas; en la plancha, encabezan cada una de las comisiones.
En una bochornosa sesión, este jueves se aprobaron las comisiones del Concejo Municipal. Los legisladores de UCS presentaron una plancha, que leyeron en medio de pedidos de palabra, por parte de los concejales de Comunidad Autonómica y el griterío de los ciudadanos asistentes.
Pese a que el concejal Juan Carlos Medrano (Comunidad Autonómica) pidió el apoyo del asesor legal del Concejo sobre la elección de comisiones, su petición no fue tomada en cuenta por la presidenta, Gabriela Garzón, que cedió el uso de la palabra a Silvana Mucárzel (UCS). Garzón indicó que si no tenía una propuesta de plancha, había que continuar la sesión.
Varios concejales hablaban a la vez, algunos más alto que otros, por lo que no pudo entenderse el contenido de la propuesta, que terminó siendo votada por seis legisladores, los de UCS y los del MAS.
Gritos y abucheos del público e intervenciones que demostraban molestia, por parte de los opositores, que vieron la fuerza del ‘rodillo’ en acción, fueron característicos de la sesión de este jueves.
José Alberti (CA) pidió que se escuche a todos y pidió la lectura de normativa referida a la elección de las comisiones. Su pedido fue desatendido. Medrano dejó en claro su molestia porque la propuesta de UCS consigna como líderes de comisión solo a los legisladores de ese partido. El concejal de CA observó que ello viola el reglamento del Concejo.
Por su parte, Lola Terrazas, que nuevamente ocupa la vicepresidencia de ese órgano deliberante, indicó que se abstendría de las votaciones, pero pidió responsabilidad a los flamantes líderes de comisión.
No pudo elegirse la comisión de ética, por lo que, después de algunos exabruptos se decretó un cuarto intermedio para que los legisladores debatan antes de una nueva votación.
Pasado el cuarto intermedio, y con ocho votos a favor, fue elegida la comisión de Ética, que está conformada por los concejales: Félix Quiroz, Gabriela Garzón, Karina Orihuela y Silvana Mucárcel.
Fuente: El Deber
