Conozca el vía crucis de la familia de un fallecido por coronavirus

Tener a un familiar infectado con coronavirus implica un drama para el entorno del paciente, en el cual debe enfrentar gastos no sólo de medicamentos, además de indefiniciones por la falta de ejercicio en los protocolos y rechazo de funerarias que evitan atender casos de fallecidos por Covid-19.

Esa realidad fue revelada por el testimonio del sobrino de un hombre de 66 años, oriundo de Cliza y que falleció a causa del coronavirus mientras estaba internado en Cochabamba.

El paciente vivía en Santa Cruz, pero estaba en Cliza con su esposa cuando comenzó la cuarentena general. Toda su familia vive en el departamento oriental, menos su sobrino quien en Cochabamba estuvo pendiente de su situación y encargado de cubrir los requerimientos médicos para la atención de su tío.

El sobrino, en entrevista con radio Kancha Parlaspa de la Red ERBOL, contó lo que atravesó desde que tuvo a su familiar internado en terapia intensiva, hasta que después de dificultades logró que se traslade el cuerpo al crematorio. Agradeció a los médicos por la orientación de lo que debía hacer, pero recalcó que después todo corrió a cuenta de la familia.

A la fecha todos los gastos corren por cuenta de la familia, es más incluso la semana pasada que estaba internado en terapia intensiva nos han ido pidiendo medicamentos todos los días, medicamentos muy costosos. Incluso hasta elementos de seguridad: guantes quirúrgicos por caja”, relató.

Al sobrino le informaron el domingo 5 de abril que su tío había fallecido. Ese mismo día ya le dijeron que consiga una funeraria que haga el traslado del cuerpo a un cementerio.

En esa primera instancia, dijo, se había previsto llevar el cuerpo al municipio de Cliza para enterrarlo. El Alcalde puso dos condiciones, que no haya velorio y que el cadáver sea llevado directo al cementerio y sea sepultado bajo tierra.

Relató que desde ese domingo los médicos ya consultaban cuál era el protocolo del manejo del cuerpo, pero no había instrucciones directas.

Los mismos doctores ayudaron a contactar funerarias, pero al enterarse de que se trataba de un fallecido por Covid-19, ninguna quiso animarse bajo el argumento de que no tenía la indumentaria de protección para manejar el cuerpo.

Ante la falta de traslado, el cuerpo fue llevado ese domingo a la morgue, donde se habilitó espacio en un cajón metálico. El familiar del fallecido indicó que el propio personal de terapia intensiva brindó los trajes a los personeros de la morgue para recibir el cadáver.

Ya el lunes, el sobrino fue informado por parte del Servicio Departamental de Salud (Sedes) que no se iba a permitir el traslado del cuerpo a Cliza para enterrarlo. El argumento fue evitar otra situación como en Punata, donde un fallecido por Covid-19 fue sepultado en una ceremonia regular.

Entonces la familia argumentó que, según las directrices del Ministerio de Salud, se podría enterrar bajo tierra, pero el Sedes le dijo que la única posibilidad era llevar el cuerpo directamente de la morgue al crematorio.

De nuevo, la familia intentó conseguir una funeraria para el traslado sin éxito, hasta que la tarde de ese lunes le indicaron que una empresa estaba dispuesta a llevar el cadáver.

Manifestó que el precio le pareció exagerado por el traslado. La empresa le pidió 1.000 dólares por el traslado, pero lograron rebajar el precio a 6.300 bolivianos. “Al no haber otra opción y otra empresa que quiera hacerse cargo del traslado, pues no nos queda de otra que aceptar eso”, agregó el sobrino.

Al final de la tarde, la empresa funeraria llevó sus trajes y vehículos para ser verificados. Les dieron el “ok” y se programó el traslado del cadáver para el martes.

Con el objetivo de conseguir ayuda para la cremación, el familiar indicó que los médicos hicieron una solicitud a la Alcaldía de Cochabamba, pero él también se comunicó con el administrador del Cementerio General. Le dijeron que no había instructivo específico para que el Estado corra con los gastos.

El sobrino del fallecido manifestó que, entonces, el administrador del Cementerio le indicó que debía pasar posteriormente a cancelar los costos de la cremación y el retiro de las cenizas, “como cualquier otra situación normal”.

Situación de la esposa

Según contó el sobrino, la esposa del hombre fallecido se encuentra aislada en su domicilio de Cliza.

Dijo que la mujer no puede salir ni siquiera a comprarse víveres y que, según lo que ella le contó, el municipio dispuso que una persona haga las compras por ella una vez a la semana.

Lamentó que incluso su tía sufre de un cierto “asedio” por parte de los vecinos, que por el temor que existe al coronavirus no se quieren acercar. “Ninguna tienda cercana la quiere proveer de los alimentos”, agregó.

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