Uno de los sectores que más está sufriendo el impacto del coronavirus es el turismo. Que lo asiáticos no vengan a España, que se cierren colegios en Madrid, que Italia cancele los viajes, que las aerolíneas tengan la mitad de sus flotas en tierra porque la gente tiene miedo a viajar y los aviones no se llenan, que se anulen eventos, conciertos, que se cancelen congresos, que los partidos de fútbol sean a puerta cerrada, etc.
Todas estas decisiones tienen un efecto dominó sobre el turismo, que está registrando caídas (cancelaciones de reservas, menos visitas…) a un nivel nunca visto antes, «ni en la crisis económica tras la caída de Lehman Brothers, ni el la guerra del Golfo ni la de Irak. Nunca ha conocido el sector una caída de la demanda tan súbita y rápida», señala José Luis Zoreda, vicepresidente de Exceltur, el lobby del sector.
Parece que el virus ha generado más miedo en la población que una guerra, a pesar de su baja mortalidad. Desde hace semanas Exceltur monitoriza su impacto en el turismo y si hay algo que se temían es precisamente el alarmismo. «Antes las cosas cambiaban en una semana. Ahora es cuestión de un día, lo hace con una velocidad exponencial nunca vista antes, ni en intensidad ni en velocidad de caída», señala el directivo.
España lleva años batiendo récords en llegada de turistas. En 2019 visitaron nuestro país 83,7 millones de personas y creció el gasto un 2,8%. Por eso, esta crisis llega ahora en nuestro mejor momento pero también en el peor, pues estamos en la antesala de la temporada alta. El martes se cancelaron los viajes del Imserso, programa en el que participan unos 320 establecimientos hoteleros y 110 balnearios, que de forma conjunta ofertan un millón de plazas.
AVISO DEL FMI
El propio Fondo Monetario Inernacional (FMI) señaló ayer que el coronavirus provocará la parálisis del consumo y del turismo, dos de los grandes motores económicos del país. «El turismo representa en torno al 12% del PIB de España», recordó Andrea Schaechter, jefa de la misión del Fondo, apenas un día después de que el Generalitat suspendiera las Fallas, con un impacto estimado en unos 700 millones euros, y también las fiestas de Castellón.
En Barcelona hay una cadena hotelera que confiesa que está al 19% de ocupación y el martes Room Mate tuvo que cerrar tres hoteles en Madrid. Esto, en los meses en los que estamos, «es preocupante», señala un experto del sector. «Nos hemos montado una histeria colectiva que está teniendo efectos muy negativos en el turismo», señala.
Las Fallas se han pospuesto por el coronavirus, pero, como señala Zoreda, «esas reservas de hotel, esas visitas ya se han perdido, son cosas que no se recuperan» porque son viajes que se han quedado sin hacer. Tras las Fallas vendrán la Feria de Sevilla o la Semana Santa, y las perspectivas no son muy positivas.
Una de las peores cosas que nos podrían pasar es, según el experto, «que se nos asocie con Italia», que está aislada y con los vuelos prohibidos. A lo prohibido se añade el miedo de la gente que no quiere viajar al foco de la epidemia, a la que su empresa no se lo aconsejaba viajar o los que no quieren ir a una ciudad fantasma con comercios cerrados.
Las decisiones administrativas que se han tomado para proteger a las ciudades y limitar el contagio «han tenido un efecto disuasorio en el turista», reconoce Zoreda, que en el caso de Italia ha hecho que el turismo sea directamente cero.
NI EL 11-S
La crisis de las aerolíneas derivada del brote tiene consecuencias directas en el turismo, sobre todo porque el 80% de los turistas internacionales que nos visitan llegan en avión. Según Javier Gándaras, presidente de ALA, la Asociación de Líneas Aéreas, el problema es «no saber cuánto va a durar esto. Lo difícil es no poder prever. Si antes se tomaban decisiones semana a semana, ahora se toman hora a hora», explica el ejecutivo, también director de Easyjet.
Según explica, en la segunda quincena de marzo se han cancelado 4.400 vuelos, sólo en esas dos semanas, «son vuelos previstos a España e internos que no se harán», dice. «No tenemos visibilidad más allá de marzo». dice.
Según dice, «no hay precedente, ni siquiera tras los atentados del 11-S, porque entonces hubo una caída de la demanda por miedo, pero en cuanto se empezaron a tomar medidas (como blindar las cabinas de los aviones) ya la gente se quedó tranquila y volvió la confianza».
«El turista español es muestra más resiliencia y pragmatismo ante riesgos para la salud y seguridad. En otras crisis, hemos visto que son de los primeros en volver al destino. En el caso de COVID19 al turista español que viaja al extranjero le preocupa más cancelaciones o perder dinero que el contagio», dice Chris Pomeroy, CEO de Interface Tourism, que cree sí recuerda que con el cierre de colegios y negocios «es posible que muchas empresas obliguen a sus empleados a disfrutar de sus días de permiso ahora. Esto hará que muchos no dispongan de días de vacaciones una vez pasada la crisis».
MEDIDAS AL GOBIERNO
Desde Exceltur (también lo han pedido los hoteleros) reclaman medidas al Gobierno para paliar este impacto negativo y poder, en la medida de lo posible, «minimizar los costes de carácter impositivo, aplazar los pagos de impuestos y medidas que «alivien las tensiones de tesorería», señala Zoreda, que recuerda que esto tiene «un efecto arrastre sobre los siguientes escalones»: hostelería, ocio, movilidad…
Los establecimientos de las comunidades más afectadas hablan de descenso de afluencias de entre un 15 y 25% y en casos extremos de Madrid de zonas turísticas puede llegar al 40%. En el resto de España se mantiene por debajo del 15%., según hostelería de España.